Dieta mediterránea

El pan es uno de los alimentos más antiguos, cuyo origen se remonta a Mesopotamia con la domesticación del trigo salvaje. Este avance permitió una revolución significativa en la sedentarización de las comunidades humanas y lo convirtió en un elemento central de la dieta mediterránea.

El olivo y el aceite de oliva son señas de identidad del mundo mediterráneo. Los olivares siguen siendo uno de los principales paisajes de esta región del mundo y proporcionan alrededor del 95 % de la producción mundial de aceite de oliva.

La producción de vino comprende el prensado de la uva, su fermentación, almacenamiento y posterior tratamiento. Originario del Mediterráneo, el vino es una bebida alcohólica con un alto valor cultural y simbólico.
Su introducción en la península ibérica se debe a pueblos como los fenicios, griegos y romanos. Dioniso, el dios griego, y Baco, el romano, eran deidades asociadas a la bebida.

Los productos del mar, entre los que se incluyen pescado, marisco, bivalvos y moluscos, son fundamentales en la alimentación portuguesa, que posee una rica historia y tradiciones asociadas.

La presencia de un extenso frente litoral y de estuarios, junto con las comunidades pesqueras, han contribuido a la disponibilidad de una gran variedad de pescado y marisco. Estos productos no solo alimentan a la población local, sino que también han dado lugar a patrones, fiestas marineras, bendiciones de redes, "baños santos", promesas y exvotos marítimos.

Las regiones del sur de Europa, entre ellas Portugal, son ricas en biodiversidad faunística y botánica. Poseen una larga historia de recolección y cultivo de hierbas aromáticas y sazonadoras para su uso en la cocina casera.

En el mundo rural y en las periferias urbanas de Portugal, es frecuente encontrar huertos junto a las casas, donde las familias cultivan vegetales frescos para el consumo doméstico y crían animales de corral.

En el Algarve, los primores (primeros frutos) son un elemento fundamental de la estacionalidad, en la relación entre la agricultura de proximidad y la riqueza de la cocina familiar. A menudo se cultivan leguminosas y frutos de vainas, como la judía, la lenteja, el guisante, la haba y el garbanzo, entre otros, sobre todo en el sur del país.